Y entonces volvió a besarme, asentó con su
cabeza y supe que me estaba entregando su cuerpo, su alma y su todo, en un solo
movimiento.
Me despoje de mi remera, y de todas mis
ropas, ella también quedó totalmente desnuda, sin dejar de estar sobre ella me
acerqué con mi boca a su cuello, comencé
a morderlo mientras con mi mano izquierda acariciaba su vientre bajando
hasta su sexo e introduciendo suavemente mis dedos en ella, su pelvis comenzó a
moverse como pidiendo que vaya mas profundo, mis labios comenzaron a bajar
hacia su pecho y mis dedos cada vez más profundo, los tomé como si me
perteneciesen, y es que creo que en aquel momento así era, apreté sus pechos y lamí sus pezones con
pasión, ella gemía de placer, rasgaba con una mano mi espalda e introducía la
otra en mi cabello, cree un camino de besos y lamidas entre sus pechos y su
vientre, y luego seguí bajando hasta quedar entre sus piernas, mis dedos
estaban empapados de ella, entonces suavemente comencé a sacarlos para darle
lugar a mi boca, tan solo una suave lamida por la parte exterior, -oh Marco –
gemía mi nombre y apretaba mi cabello. Yo la miré, le sonreí y sin dejar de
mirarla di otra lamida, luego bajé la mirada y comencé a turnar mi lengua y mis
dedos, cada vez mas profundo, cada vez mas rápido, sentía su placer reflejado
en su pelvis que cada vez se elevaba más, sus gemidos ahogados, sus tirones de
cabello, comenzó a dejar salir pequeños
gritos, sabía que podía hacerla explotar desde esa posición y así fue, al
terminar ella me miró fijamente a los ojos, me besó. – Eres excelente, pero lo
que yo voy a hacerte no tiene comparación – Me dijo y quedé atónito, mi cuerpo
se tensó mientras ella me besaba el cuello y los roles se invertían.
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